Hoy es el día



<<Hoy es el día>>, me repito.


Miro a mi alrededor. En cada rincón del cuarto, gobierna el caos. Me he convertido en mi propia Discordia, he acabado con el último aliento de vida que guarda la sonrisa de una niña. O de una mujer. O de una niña obligada a ser mujer. O de una mujer que se cree niña todavía.

No sé cómo lo haré, ni cuánto tiempo me llevará. Sólo sé que el día es hoy. El día en que toca enmendar cada camino mal cogido, cada mirada mal parada…

Hoy, arrojo el pardo velo que cubre el espejo. Sigo sin poder mirar en él, poca claridad, demasiado nebuloso.  <<¿O soy yo la que está turbia, cubierta de nubes grises.>> Ya no hay tiempo para preguntas, no hay lugar para sentarse con la cabeza hundida entre las piernas. Ahora sólo hay que adecentar el propio universo, para no caer en el abismo, en el monótono y cruel abismo. Abrillanto los marcos de las fotografías en blanco y negro, con esas miradas congeladas en el tiempo (de personas) que quiero conservar. Desempolvo las estanterías y los libros, por qué no, de algunos recuerdos.  <<¿Abro el armario? ¿O mejor lo dejo para otro día>> <<¡NO! Como decía Benjamin Franklin: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.>>
Lo abro y unas cuantas mariposas ¿o son polillas? ─salen a recibirme. <<¿Tanto tiempo llevaba cerrado?>>, me pregunto. Hay que remendar los puños de las camisas y coser algún que otro parche a un par de pantalones. <<No pasa nada, les dará un aire vintage.>> Me enfundo en unos denim no demasiado viejos pero sí muy desgastados y, por primera vez, el espejo me muestra mi yo verdadero. Ya no soy una extraña. Hoy me gusta mi sonrisa y mis ojos... Mis ojos ríen, sueñan, brillan como nunca.

<<¿Qué más queda?.>> Arriba, en la estantería, una caja. No llego, demasiado alto para mí, no puedo alcanzarla. Pero… No. El 'no puedo' ha sido barrido junto con las inseguridades y los ácaros. Me alzo en unos tacones. Los más altos de todos. Los más bonitos, los más llamativos. Sí, esos peep toe rojos rubí. ¿Cómo no sentirme igual de fuerte, segura y sexy que Dorothy de baldosa en baldosa? 
Tomo la caja, la toco, la abrazo, la llevo a mi pecho, la huelo y sonrío. Vainilla y canela, con un toque de acrílico. La abro. Son mis pinceles, mis acuarelas y mis gouache, los carboncillos y los lápices. Intactos colores. Rosas, amarillos, añiles, verdes, malvas…           

<<Ya está todo, ¿no? ¿Qué me falta?>> Ah, claro. Carmín y sombras. Labios vibrantes, depredadores, infalibles… Rojos. Ese Rouge Allure de Chanel, número 37.  Ojos verdes, felinos, hipnóticos... Mucho kohl y mucho rímel. Waterproof, claro, hay que estar preparada para cualquier imprevisto. 

Y ahora, encanto, ya lo tienes todo. Coge tu carpeta, bajo el brazo, llena de colores e ilusiones y sal a la calle pisando con fuerza, quemando la acera sin tropiezos ni dudas. Y demuestra a todos lo que vales. Enséñales quién eres. Hoy es tu día.

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