Bella idiota

¿Cómo explicarte que cada mentira que nace de tus labios se congela y cae como cuchillos de hielo clavándose en este pobre y cansado corazón? ¿Cómo hacer para que entiendas que los besos que regalas a ese imbécil arrogante los siento como puñaladas limpias en cada costado de mi alma?

Pero como buen perro, fiel y obediente, enredado entre tus piernas, me conformo con las sobras. Con los besos desgastados y las sonrisas fingidas, con ese fruncir de labios tuyo y ese arqueo de cejas.
Quisiera saber dónde fue ese amor que creíamos eterno, dónde quedaron las sábanas teñidas con el rosa de tus labios y amaneceres
Dime, bella idiota, ¿en qué oscuro recoveco guardas nuestras risas, esas noches de amor y de caricias con las yemas de los dedos convertidas en recuerdos?

Al poner precio a tu corazón, ahora sólo se llena con banderas de diamantes y plumas perladas. Cambiaste un amor puro, de verdad por unas cuantas noches de lujuría y, también, por gargantillas de noche.

¿A qué esperas para irte, abandonarme y hundirme en el pantano de lágrimas y cruda realidad? ¿O es que acaso estás esperando a que el último portazo, el último grito lo dé yo?

Tu cuello desnudo bajo la mirada amarillenta de una lámpara, creando un perfecto claroscuro. Matices y sombras. Inspiro. Me pierdo en el almizcle que desprendes y la lavanda y el espliego que por la ventana llega y me abraza fuerte. Cierro los ojos… Tú, con el rostro iluminado cuando con mi primer sueldo te compré aquella pulsera. Abro los ojos y te observo. No sin cierta nostalgia, intento grabarte, fotografiarte, congelarte para siempre en mi memoria. Así, como una rama de cerezo, como la espuma de las olas al chocar, bella como tú sola.

Ahora, sin portazos ni chillidos, me despido… Oh, bella idiota…


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola. Me gusta este escrito. Seguiré leyendo. Un abrazo.

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